viernes, 1 de febrero de 2008

Sonrisas gratis

"¿Qué hay de autobiográfico en su obra?"
F. Schwarzt

Matías se levantó, se puso la bata, tomó su vaso de leche y empiezó a leer el periódico y la agenda.
-Feliz cumpleaños, señor -dijo el mayordomo.
-Gracias Pedro.

Luego se vistió con el traje negro y bajó a la bodega. Allí encontró una caja de madera vieja muy parecida a lo que quería. Salió de palacio, calle abajo, hasta la puerta principal del parque. Había varias personas subidas en sus cajas vociferando. Algún despistado sin mucho que hacer se paraba y escuchaba. Matías puso su caja en el suelo y se subió. Se estiró el traje y sacó un puro. Fumaba rápido. De pronto, gritó al de la caja de enfrente:
-¡Usted! ¡Es usted un canalla! ¡Usted no sabe fumar! ¡No es más que un montón de tontería con traje negro!
-¿Yo? ¡Si yo no fumo, oiga! ¡Y el que lleva un traje negro es usted!
-¿Usted fuma? -insistía Matías.
-¡Ya le digo que no!
-¿Y tiene algún traje negro?
-¡Sí, pero eso no viene al caso! -se defiendió el pelele.
-¡Entonces todo lo que he dicho es verdad! -y Matías le hizo una estúpida sonrisa. El pelele entonces se bajó de su caja y se acercó a la de Matías, en un lado de la explanada, con ojos agradecidos:
-¡Gracias por liberarme! ¡Ahora soy un hombre nuevo!
-¡Claro que lo eres, un hombre nuevo, tonto y feo! Ahora tenemos que seguir liberando a la gente de su belleza y de su razón práctica. ¡Tráeme un cartón y lápices de colores, mi feo y estúpido amigo!-y concluyó esto con una nueva sonrisa y un guiño.

Corrió el liberado feote hacia la librería con el dependiente más feo y feliz de todo el país de los hombres del mañana. Cuando volvió cogió Matías los lápices con el puño y escribió con infantil letra: "SONRISAS GRATIS, A CAMBIO TE LIBERO".

La gente no paraba. Sacó entonces un taburete de su cartera y lo puso sobre la caja de madera. Pidió a su nuevo amigo que se sentara allí y él se quedó abajo. Mientras todo el mundo pasaba de largo, empezó a gritar:
-¡Usted! ¡Eh, usted! ¡Es usted una fea de mierda! ¡Es usted más fea que este tío! -y señaló a su amigo.
-¡Sus cuernos y su maldita calavera son feos, desgraciado! -contestó una señorita alta, rubia, con soñoras botas de tacón, un bolso de moda, cara seria y bigote.
-¡Usted no tiene bigote y para colmo es una embustera zorra y súper súper sexy(1)! -sentenció Matías, dedicándole una vacía y estúpida sonrisa, mientras se sacaba un moco con el índice. Ella no pudo más que rendirse a sus pies:
-¡Gracias por liberarme! ¿Soy ahora el hombre nuevo?.
-Claro. Cuéntaselo a las zorras de tus amigas y que no olviden venir. -le respondió el trajeado y filósofo hombre palaciego.

Esta escena se repitió durante toda la mañana. Hacia las once tenían Matías y su horrible amigo un corro de unas cincuenta personas que oían sus consignas y veían cómo elegantes chaquetas de moda se convertían en carcasas de la sonrisa más horrible, vacía, fea, suprema, feliz y envidiable.


Un grupo de colegiales acaba de ser liberado. Antes guapos y
con porvenir, hoy son felices y siempre paran en los pasos de peatones.

Un año después, el paro aumentó un 30%, las rentas bajaron, las terrazas no tenían sitio. La gente sonreía sin parar. Los hijosdeputa acababan con palillos de dientes rotos en la ropa interior. Las camas estaban hechas y con bonitas colchas. En la ciudad se alimentaba a las palomas con el tocino sobrante del jamón.

La Iglesia culpó de todo a la izquierda.
La derecha culpó de todo a la izquierda.
El perro de la viuda de quinto, católico y de derechas, culpó a la izquierda.

Esa mañana, justo pasado un año de aquel día, Matías encendió la radio. En la primera emisora un obispo acusaba a Zapatero de los palillos de dientes en su ropa interior. En la segunda un dirigente con tierras en la provincia de Valladolid acusaba a Zapatero de que el portero, su chófer y el que le ponía el café no paraban de sonreírle con total descaro sin que nadie intentara remediarlo. En la tercera emisora un hombre maravilloso y feo, con una también fea y maravillosa sonrisa cantaba al son de su maravillosa y fea guitarra:

Amarillo colorado
Por el charco bautizado
Resecando por el sol,
Loco como el rock 'n' roll

Papel de chicle no me canso de mirar
Los colores me afectan y no voy a explicar
Papelito antes amarillo,
ahora indeciso,
Manana blanquillo;
Amo los colores aclarados un monton

Asi se pueden afectar mi corazon.


Matías, contento, tocó la campana del mayordomo.
-¿Señor? -contestó rápido el primero de los liberados, cuidador y gestor del palacio.
-Pedro, siéntate aquí conmigo. Este vino era para nosotros.
____________________
(1)

1 comentario:

Matías Parts dijo...

Sólo por si alguien pregunta:

Nadie pagó a Matías una sonrisa a cambio de su liberación.

:)