martes, 10 de julio de 2007

Historia de los mesías

Schiele consoló a Matías tras la huída del último candidato. Juntos entraron de nuevo en el edificio y pasearon por el viejo salón. Allí había fotos de antiguos mesías, fuertes y fracasados. Allí buscaron los errores que no paraban de repetir. Destacó la serie discreta, encajada entre dos ventanas:
















Dominguet presenta al nuevo mesías. Como maestro, trabajará como tutor del joven Hombre Nuevo para conducir a los mediocres a un mundo de chupachups Kojak y Flash de a 10.

















Dominguet se hastía ante la tozudez de su discípulo. Los mesías ya no son lo que eran; pronto necesitaremos uno nuevo.





















Dominguet anuncia apesadumbrado el cese del candidato a mesías.

























Matías Parts y Schiele comentan sarcásticos la incompetencia del aspirante, que firma hundido su finiquito.
















El candidato anuncia, iracundo por el despido, grandes venganzas contra el Hombre Nuevo.


Schiele y Matías bebían melancólicos vino australiano mientras observaban sentados en un feísimo diván de terciopelo rojo oscuro la historia gráfica de un fracaso. Viviendo tantos años en una mansión apartados de la actividad del Hombre Nuevo, no sabían si aquel joven cumplió sus amenazas. Sí lamentaron el día en que Dominguet, descreído por el fracaso del aspirante a mesías, se marchó de la mansión, dejando para siempre la docencia divina. Esta vez Schiele terminó convenciendo, tras recordar tan tristes pero inolvidables avatares, a Matías para seguir gobernando aquella mansión, en busca del mesías.

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