lunes, 8 de septiembre de 2008

DEMOÑO- ¿Sabe más o menos cuándo se va a publicar?
MATÍAS- Uhm..., en realidad no. Puede darse el caso de que ni se publique.
DEMOÑO- Ya veo. Quizá no es el infierno algo que interese mucho al lector de hoy.
MATÍAS- No es eso. No le voy a negar que queremos atrapar al lector, pero no es el objetivo último de mis jefes.
DEMOÑO- Entonces, ¿por qué un reportaje sobre el infierno?
MATÍAS- Ojalá lo supiera, cosas del dueño. El anterior fue sobre mediados del siglo XX. Estuve allí, charlando con la gente, me enseñaron todo aquello y sí: tengo que decir que fueron muy amables. Sin embargo, cuando lo terminé volví a la redacción, entregué todo, se publicó y como lector pensé "pues tampoco es para tanto el siglo XX". Entonces fue cuando decidieron mandarme al infierno. Supongo que se cansaron de los reportajes de época y les ha dado por visitar esferas intangibles. Si funciona creo que me enviarán también al limbo, al cielo y al chalet de Jesús Hermida.
DEMOÑO- Ya veo, ya. ¿Y qué tal: le ha gustado el infierno?
MATÍAS- Sí, y tienen buena comida, no crea.
DEMOÑO- Sí, eso es verdad. Se cultiva muy bien aqui, es fértil la tierra, ¿sabe? Bueno, a veces las galletas en vez de trozos de chotolate tienen alacranes, y el café un día lo sirvieron mezclado con ácido sulfúrico. Se enfadaron unos condenados de Ciudad Real pero, digo yo, que esto es el infierno ¿sabe usted?
MATÍAS- Le entiendo. Mi padre trabaja en correos y le pasa igual que a usted. Lo importante es hacer las cosas con buena cara y no andar quejándose tanto.
DEMOÑO- Diga usted que sí. Mi jefe no se porta tan mal. Ya le digo que son cosas que pasan sólo a veces.
MATÍAS- Pues falta hacer una foto y por mi parte puedo decir que ya está todo. Cuando esté se lo enviarán de redacción para que lo vea. Gracias por la ayuda.
DEMOÑO- Nada, ha sido un placer, hombre. Es que tampoco viene tanta gente, ¿sabe usted? Ya que ha bajado, pues no queríamos dar mala impresión. Venga esa foto...

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