martes, 31 de julio de 2007

Decreto nº3

Después de varias semanas de investigación intensa acerca del fenómeno del ciudadano poco cívico, se ha encontrado una relación del 90% entre los chicles y el hallazgo de hortigas en la ropa interior de los afectados con este síndrome. No sabemos con certeza si las hortigas introducen chicles en las bocas de los pacientes, o son los chicles los que las siembran en tangas y cascarrias sin ningún tipo de mesura. Los casos más graves solían darse en las bellas empleadas de cadenas de venta de atuendos, donde pensamos que se inició la epidemia.



Quizá quien te mire sean
las hortigas y
no el Hombre Nuevo que habite dentro
de esta bella dependienta.

El consejo, reunido con carácter de urgencia para tratar de detener la plaga, propuso en un primer momento prohibir el uso de todo tipo de ropa interior. Unos minutos más tarde un informe de última hora indicaba que en el anáisis de pacientes con la enfermedad altamente desarrollada, con mayoría del colectivo anteriormente citado, había efectivamente carencia total de ropa interior, mientras que persistía el chicle en las pizpiretas lenguas de las jóvenes en estado más crítico.

Así pues, con carácter definitivo queda, por orden ordinaria del consejo, suprimida la actividad que hasta ahora se ha desarrollado en el complejo industrial de Boomer. A partir de la publicación del presente decreto se pasa a la producción de sonrisas y miradas a la cara en packs individuales o en el nuevo Paquete Duo, donde por menos del coste de una sonrisa y una mirada a la cara, podremos producir los dos en un pack indivisible.

Al hombre nuevo que viere y entendiere, enhorabuena, como siempre.

Con el nuevo pack ser un Hombre Nuevo es guay. *

sábado, 14 de julio de 2007

En el mundo Maga


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si
saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me
basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez
la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca
elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con
mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide
exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al
cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan
entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las
bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando
apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado
va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan
hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras
nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de
movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce,
y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa
instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta
madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.


Julio Cortázar
En Rayuela, Capítulo 7

martes, 10 de julio de 2007

Historia de los mesías

Schiele consoló a Matías tras la huída del último candidato. Juntos entraron de nuevo en el edificio y pasearon por el viejo salón. Allí había fotos de antiguos mesías, fuertes y fracasados. Allí buscaron los errores que no paraban de repetir. Destacó la serie discreta, encajada entre dos ventanas:
















Dominguet presenta al nuevo mesías. Como maestro, trabajará como tutor del joven Hombre Nuevo para conducir a los mediocres a un mundo de chupachups Kojak y Flash de a 10.

















Dominguet se hastía ante la tozudez de su discípulo. Los mesías ya no son lo que eran; pronto necesitaremos uno nuevo.





















Dominguet anuncia apesadumbrado el cese del candidato a mesías.

























Matías Parts y Schiele comentan sarcásticos la incompetencia del aspirante, que firma hundido su finiquito.
















El candidato anuncia, iracundo por el despido, grandes venganzas contra el Hombre Nuevo.


Schiele y Matías bebían melancólicos vino australiano mientras observaban sentados en un feísimo diván de terciopelo rojo oscuro la historia gráfica de un fracaso. Viviendo tantos años en una mansión apartados de la actividad del Hombre Nuevo, no sabían si aquel joven cumplió sus amenazas. Sí lamentaron el día en que Dominguet, descreído por el fracaso del aspirante a mesías, se marchó de la mansión, dejando para siempre la docencia divina. Esta vez Schiele terminó convenciendo, tras recordar tan tristes pero inolvidables avatares, a Matías para seguir gobernando aquella mansión, en busca del mesías.