domingo, 15 de abril de 2007

Aprobación del manifiesto

Transportados a la esfera divina, en solemne reunión, con pulpo enlatado suficiente y en condiciones decisorias óptimas, los visionarios de esta publicación y Dios declaran que:

- El manifiesto se corresponde con la situación perpetua del mundo, por lo que aplicarán sus verdaderos postulados al discurso general de los firmantes.
- Los anexos publicados desde su publicación a esta parte, quedan aprobados, por responder fielmente a las circunstancias.
- Son mejor tres hielos que dos.
- Dios tratará de explicar lo expuesto en estas semanas en esta publicación a sus ángeles y arcángeles.
- Dios llevará la iniciativa política en el parlamento del Cielo y tratará de conseguir mayoría de dos tercios para aprobar la modificación del título preliminar de la Biblia, con el fin de cohesionarlo con Alcorrodelsoma.
- Aprobada la propuesta, Dios repartirá 3 setas a cada Ángel e invadirán un convento benedictino para celebrar el nuevo régimen.

Así, quedan las bases conformadas desde ahora. A los que vieren y entendieren, la enhorabuena.

De izquierda a derecha: Schiele, Pedro Polo, Dios, un cura que pasaba por allí, su novio, Matías Parts y Trixtan Tzara.

domingo, 8 de abril de 2007

Sinos

Dormiditos como están, casi sin hacer ruido, descansan inconscientes de que dos fantasmas los observan impacientes, ansiosos por ocuparlos como una carcasa hecha de carne. Uno de ellos tiene un palo para poder despertarlos. Es el dueño genético que se vale de su vara para pinchar allá donde mejor convenga; todo sea por cuidar esa carga que habrá que dejar en alguna desprevenida. Pincha entonces el fantasma en el estómago y los despierta, ávidos de tostadas con café.

Una vez despiertos los dos aprovechan, el fantasma del palo y el otro, que aun no se ha presetando. Es el alma que se oculta dentro de la cartera, detrás de los carnets (esos plásticos que indican el número de serie de la carcasa cárnica en cuestión). Su misión como perdida ánima es servirse de estos cuerpos para que lleven su esencia hasta las cajas registradoras de las ciudades de más de 100 000 habitantes. Estas cajas registradoras son nichos donde el ente de celulosa de colores descansa, siendo el cúlmen de su misión. Nadie sabe cómo (quizá por aquello que llaman Dios) acaba esta sobrenatural cosa otra vez desperdigada en las carteras de estas pobres criaturitas. Afortunadamente sabe esta esencia monetaria, gracias a sus dones, poseerlas para que la depositen en el regazo de las cajas del centro, las que hay dentro de los locales con felices rótulos (que no son más que indicadores para esta ánima de a dónde ha de dirigirse). Allí, el cuerpo poseído coge al ánima con dulzura y cuidado, incluso con pena por la despedida, y la deja en la mano del fiel empleado, encargado de juntarla con la madre CAJA. El cuerpecillo se va apenado, con un jersey nuevo, por ejemplo, pero sin el alma que daba sentido a parte de su vida. Sin una necesidad que satisfacer, ¿para qué vivir? Para atender a la otra.

Mientras tanto, ésta otra, la del palo, se va quedando sola (incierto, pues el ánima monetaria volverá antes o después, tras haberse vuelto a perder de los brazos de sus hermanas). Sea como sea, el alma del báculo tiene sus quehaceres. Hay que fabricar buen queso debajo del pubis, y para ello es necesaria una buena alimentación y un sueño correcto. Con estas apetencias va guiando este ente a nuestras criaturitas, critters, tamagotchis, pokemon, o como quiera que se llamen (el estado las llama 37809876-D, por ejemplo). Eso que hay debajo de pubis hay que dejarlo en alguna parte una vez que adquiere su consistencia oportuna. Es entonces cuando hay que apartar los cuidados de la carne para vender el buen queso, y preocuparse por el reparto láctico. Glorioso espectáculo es ver a todos los miembros y órganos criaturiles entretenerse en dicha búsqueda.

Todo esto, pese a ser un tipo molón, no lo he descubierto yo, sino que lo he leído en la Quo, revista que leemos las criaturas para formar una oratoria capaz de atraer a algún pedazo de carne que quiera quedarse con nuestro queso. Cosas de publicitar y fomentar la demanda de lácteos. Mas, como digo, no es un descubrimiento propio.

Sí recuerdo, sin embargo, el día en que me di cuenta de mi rol de carcasa cárnica, que fue aquella lozana mañana donde el estado me asignó mi número de serie. Quedaban descartadas mi misión como capital perdido o como fabricante de leche. Así pues, pasaban los años y vi que detenerse en el arcén de los caminos a ver pasar conejos, liebres, perdices y otras carcasas como yo que corrían prestos a vender queso o a aliviar al capital con sus hermanas a la ciudad, molaba.

De este modo abandoné los cuidados de mi fábrica de queso, dándome a otras actividades que no hacían más que empeorar la calidad de mi leche. Por otra parte, ésta acababa sin repartir y se derramaba en el patio. En cuanto al capital, que se acercaba a mí para pedirme que lo llevase a los locales del centro, acababa amontonado también en el patio. Terminó siendo mi pubis un vertedero de queso y capital almado que no sabía bien dónde dejar. El colmo de lo bizarro llegaba cuando utilizaba las tristes ánimas del dinero para corromperme.

Un día estaba yo apaleando mi cuerpo cuando vi entrar a cinco afeita-ranas, carcasas completamente poseídas, en pleno proceso de satisfacción de sus dos almas parásitas. Se detuvieron en la parte del arcén donde estaba y me miraron con desprecio. Yo pude ver el odio en sus ojos, y me di cuenta de que éste era el de las dos ánimas directoras que veían cómo me escapaba a su poder, al menos por ahora. Torcieron las cinco bocas que estaban controlando y giraron las cinco cabezas por encima de cinco de los hombros, coléricas por negarme a participar en el cíclico ballet de la vida. Me quedé pensativo y finalmente subí de nuevo a la rama del árbol donde dormía esa noche. Cuando anocheció me alegré de saber defenderme de esas dos zorras, pero también me apena sospechar que acaso algún día acaben por violarme.

martes, 3 de abril de 2007

La Persistencia de la Memoria

…Y en la inmensidad de aquel jardín la niebla se volvió densa cortándonos el paso. El tiempo dejó de existir y el cielo y el infierno se fusionaron en un instante de duración indefinida. Mente y cuerpo, ahora separados vagaban por la planicie. Ahora la mente, en el mundo de las ideas se cuestionaba su propia esencia, objetivando todo a su paso. El cuerpo, carne y huesos reaccionando al ritmo de impulsos automáticos, frenéticos, se relacionaba con el entorno del mismo modo en que el entorno se relacionaba con él. El mundo, baile de elementos que se conjugan entre ellos, carnaval de arlequín en la mente de un pintor. La existencia y la carne manteniendo su lucha final, un viaje a través del tiempo, en el que no hay tiempo, sólo el ser, el ser estando, resguardado de la visión ajena, contemplando el contexto como quien mira un mapa, mirando un mapa como quien mira un reloj, preguntando la hora, como si acaso supieras la diferencia entre una y otra.
Lo mejor, la huida. Pasar de la tranquilad de la sabana al caos de la ciudad. Ámsterdam nos absorbía, nos exponía a merced de su público, apenas atentos a lo que en nuestra mente estaba pasando. La realidad a nuestro paso se transformaba, mutaba de estadio para entrar en lo desconocido. Las señales de alerta, siempre encendidas, nos hacían tambalear las cabezas con fuertes convulsiones, y guiados por el espíritu santo (contra el que sea tal vez la carne del trasero su peor pecado) sustituyendo al hilo, atravesamos el laberinto de Teseo, con nosotros mismos en el papel del héroe y del minotauro.
Llegar supuso el comienzo del fin, las piezas hasta ahora habían encajado perfectamente, cada elemento estaba en su sitio. La tierra giraba y nosotros con ella, éramos parte del mundo. Por primera vez nos sentíamos parte de algo en lo que habíamos estado siempre. Fuimos sustraídos de nuestro mundo de códigos, de nombres, para ser colocados en la inmensidad de un pensamiento de esencias, por la que tú sólo eres tú porque te pareces a ti mismo.
En la tranquilidad de nuestra jaula, el sueño poco a poco se fue desvaneciendo. Mientras el joven gato negro movía su cola, el tiempo fue poco a poco materializándose al ritmo de su movimiento. La luna que miraba nos estuvo todo el tiempo vigilando, con su sonrisa maliciosa, esa que sólo exhibe en la noche del lobo, aguardaba nuestro despertar para recordarnos que sólo nos habíamos… encontrado.

lunes, 2 de abril de 2007

Poema alucinógeno

A MEDIO DIA

A medio día… el tiempo se detuvo para comer setas alucinógenas. Se sentó en la pestaña de un minuto para descansar sus sueños, sus sueños de señor del presente.

A medio día… El ayer y el mañana, engarzaban segundos con el hilo que desprendía su mirada adimensional, y los iba uniendo por el centro porque los extremos se perdían a ambos lados de la existencia, y no podía verlos.

A medio día… vino a él un silencio para preguntarle algo sobre el presente eterno, mas el silencio… no pudo abrir la boca, porque había olvidado pronunciar su nombre.

A medio día… apareció un vacío cargado de manecillas y relojes reciclados para que el tiempo los difuminara en su sombra.

A medio día… El pasado y el futuro se reunieron en medio de la nada para hablar de sus cosas. El presente no acudió, porque tenia que buscar espacios conscientes en los que habitar.

Felixario

(Felixario, no se enfade por copiar el poema sin permiso)